Cómo hacer de la hora de dormir el mejor momento
Por el personal de BuenosConsejosParaPadres.com
Tiempo de lectura: 9 minutos
Es un hecho: los niños necesitan dormir, ¡y bastante! Es importante que los padres conozcan el motivo por el cual el sueño, junto con una buena rutina para dormir, es tan esencial para la salud de sus hijos. Aquí le presentamos algunos datos importantes con respecto a los niños y el sueño:
- Los trastornos del sueño afectan aproximadamente a 50% de los niños y a 40% de los adolescentes.
- Los niños pequeños necesitan entre 12 y 14 horas de sueño diarias, incluidas las siestas.
- Los niños entre las edades de 5 y 11 años necesitan dormir de 9 a 11 horas.
- Los adolescentes entre las edades de 12 y 18 años necesitan dormir de 8 a 10 horas.
Cada niño es diferente, y esto también se aplica a su patrón de sueño. Algunos niños concilian el sueño rápidamente, mientras que otros tardan aproximadamente 20 minutos. Si su hijo tarda más de 30 minutos para quedarse dormido, intente acostarlo un poco más tarde o establezca una rutina nocturna para ayudarlo a dormirse más rápido.
El sueño desempeña una función primordial en la salud y el desarrollo infantil
El sueño reparador es esencial para el desarrollo físico y mental del niño. Los niños que descansan como es debido están más alertas, lo que contribuye al desarrollo de su memoria y a su concentración en la escuela, entre otras habilidades cognitivas. Obviamente, ¡dormir bastante también les aporta mucha energía para su día!
Un niño cansado luce irritable, lloroso o malhumorado. Quizás no pueda concentrarse ni seguir instrucciones. Usted se dará cuenta de que su hijo se queda dormido durante el día, pide tomar una siesta o se le dificulta levantarse por la mañana. La hiperactividad también puede ser una indicación de que su hijo no duerme lo suficiente.
Regresión del sueño
No se alarme si el patrón de sueño de su hijo cambia de un momento a otro. La regresión del sueño ocurre cuando a un niño que acostumbra a dormir bien de repente le cuesta conciliar el sueño, permanecer dormido o dormir profundamente. Esto podría ser porque pasa de la infancia a la niñez temprana, o cuando empieza la pubertad. Los trastornos del sueño suceden cuando el niño está lidiando con un acontecimiento importante, como una mudanza o comenzar a estudiar en una nueva escuela. El cambio puede ser estresante y hacer que se preocupe. Al igual que los adultos, los niños no pueden desconectar su cerebro y dormir como lo acostumbran. Igualmente, tal vez su hijo experimente regresión del sueño si ha estado enfermo. Quizás le cueste retomar su rutina para dormir. Sea paciente y solidario con su hijo; esto podría solucionarse en cuestión de días o en una semana. Si el problema se prolonga más allá de ese lapso, o empeora, consulte con su pediatra.
Consejos útiles para un sueño reparador
¿De qué manera puede ayudar a sus hijos a tener el sueño de calidad que necesitan? Estos son algunos métodos para enfrentar los desafíos a la hora de dormir y establecer una rutina nocturna.
No convierta la hora de dormir en un campo de batalla.
Tenga una rutina para dormir consistente.
Muchos padres cuentan con una rutina nocturna con los bebés y niños pequeños, pero la cosa se complica a medida que sus hijos van creciendo. Tener más actividades extracurriculares podría entorpecer la rutina nocturna. En el caso de los niños pequeños, la rutina nocturna podría ser un tiempo estructurado para relajarse que conste de tres o cuatro tareas en el mismo orden cada noche, como bañarse, cepillarse los dientes, dejar que lo arropen y leer su libro preferido. Con respecto a los adolescentes, es probable que la rutina a la hora de dormir sea menos estructurada. Una rutina nocturna consistiría en ducharse, cepillarse los dientes y pasar tiempo tranquilo y a solas en su habitación hasta que llegue su hora habitual para apagar todos los aparatos electrónicos y las luces.
Sea constante con el horario de dormir.
Fije una hora de levantarse y una hora de acostarse. De ser posible, sigan este horario de la hora de dormir también los fines de semana.
Sea claro y congruente con las expectativas y las consecuencias en torno a la rutina nocturna.
No caiga en tácticas dilatorias como cuando su hijo sale de la cama para tomar otro vaso de agua o buscar juguetes o libros en su habitación que lo distraigan de apagar las luces. Con los adolescentes, sea claro con las reglas de apagar su teléfono o computadora a cierta hora cada noche. Si quebranta las reglas o lo descubre echándole una última mirada a su teléfono, limite su tiempo de pantalla al día siguiente o quítele el teléfono para demostrarle que lo de las reglas a la hora de dormir va en serio.
Para crear un ambiente relajante, vaya apagando por toda la casa algunas luces, el televisor y demás dispositivos de entretenimiento, mientras los niños inician sus actividades para la hora de dormir.
Ayude a su hijo a permanecer en la cama.
Si su hijo se levanta de la cama constantemente o le llama, primero asegúrese de que esté bien y luego pruebe estos consejos:
- Una vez que su hijo se acueste, siéntese junto a la puerta afuera de la habitación para atender el asunto de inmediato si intenta volver a levantarse de la cama. Recuérdele que es hora de acostarse y de no estar vagando por la casa. Repita este procedimiento varias veces para reforzar la conducta deseada. Tal vez haga falta varios intentos, pero si mantiene la constancia y la calma podrá ganar la batalla a la hora de dormir.
- A la mañana siguiente, elogie a su hijo por haberse quedado en la cama. Hágale saber que ha hecho un gran trabajo y que está orgulloso de él.
Cómo lidiar con el temor nocturno
Si su hijo le tiene miedo a la oscuridad, revise los armarios y debajo de la cama para que se tranquilice a la hora de dormir. Si le tiene miedo a algo en concreto como un monstruo, sea creativo y tenga a mano un “rociador para espantar monstruos” (una botella de agua para rociarla por la habitación). Mantenga el momento jovial, elogie a su hijo por ser tan valiente y asegúrele que no hay nada que temer.
También puede aliviar el temor que se genera a la hora de dormir pasando tiempo de calidad cuando esté arropado en su cama. Pregúntele cómo le fue en el día, léale su libro favorito, cuéntele un cuento divertido: todos estos métodos son formidables para relajar a su hijo y apartar su pensamiento de cualquier cosa que le espante.
Practique buenos hábitos para conciliar el sueño y permanecer dormido.
Evite la cafeína y el azúcar en la tarde o noche.
Tenga a mano bocadillos saludables para restringir el consumo de azúcar y de cafeína, especialmente al caer la noche. Esto se complica a medida que sus hijos crecen y se hacen más independientes. La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda que los niños menores de 12 años no coman ni beban nada que contenga cafeína.
Cenen temprano.
Comer muy tarde hace que los niños estén más alertas y les cueste conciliar el sueño.
¡Permita que los niños jueguen afuera!
La actividad diaria y la luz del sol producen melatonina, que propicia el sueño de forma natural. Si el clima está agradable, anime a sus hijos a jugar afuera hasta que sea hora de cenar, en lugar de jugar videojuegos dentro de la casa.
Compruebe que la habitación de su hijo esté tranquila y silenciosa.
A algunos niños les gusta escuchar un sonido relajante a la hora de dormir. El sonido de fondo es una buena opción para que los niños duerman ¡y hasta funciona para espantar a los monstruos!
Apague los aparatos electrónicos una hora antes de la hora de dormir.
La luz azul, que es la luz que tiene la mayoría de las pantallas de teléfonos y computadoras, engaña al cerebro haciéndole pensar que es de día, lo que dificulta conciliar el sueño. Los adolescentes son más sensibles a la luz azul que los adultos.
Acabe con las batallas a la hora de dormir
Asuntos más serios con el sueño
Aunque una noche de sueño inquieto puede pasar una que otra vez, hay afecciones mucho más graves que los niños pueden experimentar. Si sospecha que su hijo podría tener un problema a la hora de dormir que no se resuelve con una simple rutina nocturna, hable con el pediatra para buscarle una posible solución.
Mojar la cama
Si su hijo tiene entre cinco y siete años y sigue mojando la cama podría ser que aún está desarrollando el control de la vejiga durante la noche. Los hechos estresantes son otro motivo por el que un niño moja la cama. Aunque las sábanas y los pijamas mojados pueden ser bochornosos, el asunto suele desaparecer por sí solo. Hágale saber a su hijo que no está molesto ni decepcionado. Estos son algunos consejos para enfrentar este desafío a la hora de dormir:
- Limite la ingesta de líquidos por la noche. Asegúrese de que su hijo beba mucha agua a lo largo del día, pero no más en las dos últimas horas antes de acostarse.
- Elimine los alimentos y las bebidas con cafeína, como la leche achocolatada y el cacao, y los colorantes artificiales o endulzadores artificiales, los cuales irritan la vejiga.
- Anímelo a ir al baño al empezar la rutina nocturna y otra vez antes de arroparlo.
Si su hijo es mayor de siete años y sigue mojando la cama, hable con su pediatra. Tal vez haya un problema de salud subyacente que requiera atención médica.
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La Línea de Ayuda para Padres de Texas está lista para escuchar, encontrar soluciones y guiarle hacia recursos locales apropiados.
Llame hoy al 833-680-0611.
Pesadillas
Las pesadillas suceden en cualquier momento, aunque comienzan típicamente a la edad de tres a seis años. Es normal que un niño tenga una pesadilla después de ver una película de terror o leer un libro con un personaje horripilante o monstruo. Las pesadillas también guardan relación con los desafíos que su hijo enfrenta en el hogar o en la escuela. Si su hijo tiene pesadillas ocasionalmente, aquí le ofrecemos algunos consejos:
- Hable durante el día acerca de la pesadilla que tuvo. Pregúntele qué pasó y por qué era espantosa. Averigüe si hay factores estresantes que podrían estar activando la pesadilla.
- Deje encendida una luz tenue si estar en la oscuridad forma parte del problema.
- Deje abierta la puerta de la habitación para que su hijo no se sienta solo. Tranquilícelo y dígale que estará cerca si lo necesita.
- Anímelo a dormir con su muñeco, frazada o animal de peluche preferido para que se sienta más seguro.
Terror nocturno
El terror nocturno es distinto a las pesadillas. Con las pesadillas, el niño se despierta y puede que recuerde algo de ellas. Con el terror nocturno, la persona permanece dormida y por lo general no recuerda el sueño. Durante el terror nocturno, grita, patea, se sienta en la cama y luce despierto, incluso tiene episodios de sonambulismo. Puede ser difícil presenciar esto, pero a menudo a los niños se les pasa. Sin embargo, si el terror nocturno de su hijo es frecuente, representa un riesgo a su seguridad o le priva de dormir, consulte con su pediatra.
Generalmente el estrés, la fiebre, las perturbaciones del sueño o el cansancio extremo son la causa. Si tiene que ver con la perturbación del sueño, asegúrese de que su hijo cuente con una rutina regular a la hora de dormir —la constancia acaba con esto. Si se trata de estrés, converse con su hijo acerca de lo que pudiera estar alterándolo, luego asegúrese de que su rutina nocturna le calme y sosiegue —ponga música suave o sonido ambiental, o deje encendida una luz tenue en la habitación para aliviar el miedo a la oscuridad.
Sonambulismo
El sonambulismo es cuando el niño se levanta dormido en medio de la noche. Los niños tienden a tener episodios de sonambulismo a una o dos horas de quedarse dormidos y caminar desde unos cuantos segundos hasta 30 minutos. El sonambulismo en los niños ocurre cuando se privan de dormir, están tensos, tienen fiebre o se altera su horario de dormir. A menudo cuesta despertar a un niño sonámbulo y se puede agarrar un tremendo susto cuando se despierta. Es preferible conducirlo suavemente de vuelta a la cama.
Resguarde su casa con un niño sonámbulo.
Tranque todas las puertas y ventanas y verifique que no haya objetos con los que pueda tropezar. Coloque una baranda de seguridad en las escaleras o puertas. Compruebe que todo lo que resulte peligroso esté fuera de su alcance; esto incluye medicamentos y objetos punzantes. Nunca sujete a su hijo ni lo ate a la cama; esto es extremadamente peligroso.
Establezca una rutina para dormir que sea relajante.
El cansancio extremo y el estrés son las causas más frecuentes del sonambulismo, así que asegúrese de que la rutina nocturna de su hijo esté colmada de actividades reconfortantes y tranquilas. Leer un libro, tomar un baño tibio y atenuar temprano las luces de la habitación pueden ayudar.
Si el niño es sonámbulo, esto comienza generalmente a la edad de cuatro años y desaparece cuando alcanza la pubertad. Los niños con uno o ambos padres con antecedentes de sonambulismo son más propensos a esta condición. Si el sonambulismo de su hijo ocurre con frecuencia, implica un comportamiento peligroso o causa lesiones, consulte con el pediatra. Puede que haga falta realizar pruebas e instituir algún tratamiento para determinar lo que sucede y descartar algo más grave como la apnea del sueño.
Apnea del sueño
La apnea del sueño infantil es un trastorno que consiste en la interrupción parcial o total de la respiración reiteradamente mientras el niño duerme. La causa más frecuente es la elongación de los adenoides o de las amígdalas. Entre los signos y síntomas se encuentran: ronquidos, respiración por la boca, sibilancias o atragantamiento, pausas en la respiración y sueño inquieto. La apnea del sueño puede causar en el niño problemas de conducta o dificultad para aprender y prestar atención. Puede conducir a complicaciones graves con afectación del crecimiento o cardiopatías. Si sospecha que su hijo tiene apnea del sueño o algo parecido, consulte con su pediatra de inmediato.
Bruxismo
El bruxismo consiste en rechinar o apretar los dientes continuamente cuando se duerme. Es un trastorno del sueño común. Aunque no es peligroso, puede ocasionar dolor de mandíbula o hasta socavar los dientes con el tiempo. El estrés y la ansiedad son las causas más comunes, aunque el bruxismo de hecho prevalece en los niños con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (ADHD, por sus siglas en inglés) y aquellos que sufren de migrañas.
Si sospecha que su hijo tiene bruxismo, verifique si tiene deterioro en la estructura dental, sensibilidad bucal a los alimentos calientes o fríos, dolor de mandíbula o dolores de cabeza. Si piensa que el estrés es el origen, converse con su hijo acerca de lo que sea que le esté pasando. Quizás esté atravesando un duro momento en la escuela o con los amiguitos. Ayudarle a enfrentar los desafíos y brindarle un espacio seguro para que exprese sus sentimientos tal vez le alivie el estrés. Si es algo continuo, consulte con el dentista de su hijo acerca de las posibles soluciones, como una férula.
El sueño de calidad es la clave
El sueño reparador es muy importante para la salud y el bienestar general de su hijo. Crear una rutina nocturna consistente es el primer paso para que su hijo tenga la cantidad adecuada de sueño. Si le parece que su hijo no duerme lo necesario, consulte con su pediatra. Al niño que descansa bien le va mejor tanto en la casa como en la escuela, ¡y está listo para comerse el mundo!