Los niños y la presión de grupo
Por Ilyse Kennedy, LPC, LMFT, PMH-C
Lectura de 7 minutos
Cuando hablamos de presión de grupo, por lo general nos imaginamos a los adolescentes que se animan entre sí para experimentar con drogas o alcohol. Muchos padres se sorprenden al enterarse de que a los niños comienza a importarles lo que sus compañeros piensan ya desde los tres o cuatro años de edad. Quizás hasta note que un niño de dos años está imitando las travesuras de un amigo o hermano mayor. Ya que es normal que los niños admiren y disfruten pasar tiempo con sus compañeros, la presión de grupo es algo normal en la infancia. Es importante que los padres ayuden a sus hijos a entender cuándo deben escuchar o imitar a sus compañeros y que les enseñen cuándo ser independientes.
Probablemente haya oído el dicho: "Si tu amigo se tira por un barranco, ¿tú también lo vas a hacer?". En este artículo aportaré algunas herramientas prácticas para que su hijo tenga los pies bien puestos sobre la tierra, por más grande que sea la presión de grupo.
¿Qué es la presión de grupo?
¿En qué consiste exactamente la presión de grupo? La presión de grupo es cuando alguien trata que otros cambien su comportamiento, valores o creencias para que sean aceptados en un grupo de compañeros. Por lo general, la presión de grupo consiste en romper las reglas (o las expectativas de los padres) para satisfacer las expectativas de los amigos. A menudo esto implica comportarse de manera riesgosa. Aunque los niños más pequeños quizás no asuman el tipo de comportamiento riesgoso que imaginamos, la presión de grupo negativa puede presentarse de otras maneras. Ayudar a un niño a tratar con esto a temprana edad le servirá para lidiar con la presión de grupo en la adolescencia.
Algunos comportamientos que los niños más pequeños podrían exhibir como resultado de la presión de grupo abarcan:
- Imitar el comportamiento de un amigo después de haberse metido en problemas por ello.
- Sobrepasar los límites de seguridad al brincar desde un objeto alto.
- Quebrantar una regla a propósito para provocar una reacción.
- Cualquier comportamiento temerario.
Ejemplos de presión de grupo en niños de 4 a 6 años
Usted se dará cuenta de que la presión de grupo se torna más frecuente después de que su hijo comienza la escuela y tiene más interacción con los niños de su edad. Este es el momento cuando los niños comienzan a notar sus propias habilidades y talentos y a compararse con los demás. Ya desde los cuatro años de edad, los niños perciben las habilidades de sus compañeros y "quién lo hace bien". Su autoestima podría afectarse cuando ven a un amigo recoger algo más rápido que ellos o cuando sienten que un compañero los rechaza. También comienzan a admirar a sus compañeros. Sienten la alegría que proviene de las interacciones positivas, y la tristeza cuando les hieren sus sentimientos. Los niños comenzarán a notar y entender el comportamiento "normal" y a buscar aceptación.
A esta edad, también batallan por controlar sus impulsos y manejar sus emociones. La parte pensante de su cerebro está desconectada de la emocional, lo que significa que sus emociones asumen el control en forma de berrinches. Cuando las emociones se imponen, los niños tienen poco control de sus impulsos y es más probable que sientan la presión de grupo.
Ejemplos de presión de grupo en niños de 7 a 10 años
En esta etapa, los niños tal vez comiencen a preocuparse más por lo que piensen sus compañeros de ellos y menos por lo que piensen su familia u otras figuras de autoridad. Alrededor de los 10 años de edad, la popularidad en la escuela comienza a ser un factor importante, aunque a veces esto ocurre antes. Los niños podrían desafiar los límites que sus padres y maestros han establecido para impresionar a sus compañeros y ganar popularidad. A los 10 años de edad es también cuando comienzan a enamorarse, y este es un factor importante en la presión de grupo.
En esta etapa de la vida, los efectos de la presión de grupo abarcan:
- Mal comportamiento en la escuela para hacer reír a sus amigos.
- Sobrepasar los límites de la seguridad para impresionar a los amigos.
- Exhibir comportamientos en línea que van en contra de las reglas de sus padres.
Es importante detectar y atender estos comportamientos riesgosos ahora mismo, antes de que los niños entren a la escuela intermedia. La idea es evitar que estos comportamientos continúen en la escuela intermedia, cuando la presión de grupo puede tener un impacto mucho mayor.
Ejemplos de presión de grupo en niños mayores de 11 años
Hablar con los preadolescentes y adolescentes sobre la presión de grupo es muy importante. Este es el momento cuando están en mayor riesgo porque andan en busca de su propia identidad. A menudo encuentran esa identidad al encajar con otros. En esta etapa, el riesgo de la presión de grupo se torna más peligroso, a medida que se exponen a drogas, alcohol, encuentros sexuales y manejo irresponsable. Muchos de estos riesgos aumentan con la edad.
En los preadolescentes y adolescentes, los comportamientos relacionados con la presión de grupo abarcan:
- Probar cosas peligrosas o ilícitas como consumir drogas, ingerir alcohol, fumar o vapear.
- Faltar a clases u a otras actividades académicas obligatorias.
- Llegar a casa después de las horas designadas.
- Violar las leyes de tránsito, tales como textear y manejar, manejar a exceso de velocidad, ingerir alcohol y manejar, y manejar con demasiadas personas en el auto.
- Otros comportamientos irresponsables.
Cómo hablar con sus hijos sobre la presión de grupo
Al momento de conversar con su hijo sobre la presión de grupo, es importante que utilice los términos acordes a su edad: háblele en su idioma. Dígale que el hecho de que amigo haga algo no significa que está bien que él lo haga.
Para los pequeños, debería comenzar a corregirlos cuando note que están haciendo lo mismo que sus compañeros de una manera que podría ser peligrosa o que no se alinea con sus reglas familiares. Esto puede aumentar la confianza en su capacidad para discernir entre lo que está bien y lo que está mal. Debería hablarles acerca de las consecuencias naturales de seguir a un amigo, en lugar de seguir el ejemplo de los adultos. Por ejemplo, ellos saben que no deben cruzar la calle sin la compañía de un adulto, ni siquiera si su amigo lo hace, porque pueden resultar heridos. Esto permitirá que su hijo desarrolle la capacidad de decir que no ante la presión de grupo desde temprana edad.
Con los niños entre los 7 y 10 años de edad, usted puede ser más realista al momento de hablar sobre las posibles consecuencias de seguir a sus compañeros. Hágales entender que las decisiones equivocadas ahora pueden llevar a actividades más peligrosas cuando sean mayores. Trate de no asustarlos con ejemplos exagerados, pero está bien ser más abierto con ellos mientras crezcan. Enfocarse en las consecuencias naturales hará que su hijo se sienta apoyado y más confiado en hablar con usted cuando se enfrente a una presión de grupo más fuerte. Es importante atender los retos menores de manera tal de sentar las bases para cuando surjan retos mayores.
Los preadolescentes y adolescentes probablemente no sean tan abiertos a la hora de ventilar los desafíos que estén enfrentando con sus compañeros, por lo que es importante prestar atención a su estado de ánimo, comportamientos y amigos. Haga lo mejor que pueda para mantener abiertas las líneas de comunicación; así será más probable que acudan a usted en momentos difíciles. Repetimos, comenzar temprano ayudará. Recuérdeles que todo el mundo siente presión de grupo, pero que hay consecuencias por sus acciones y algunas pueden ser muy extremas.
¿Necesita ayuda para padres ahora?
La Línea de Ayuda para Padres de Texas está lista para escuchar, encontrar soluciones y guiarle hacia recursos locales apropiados.
Llame hoy al 833-680-0611.
Cuando tenemos estas conversaciones con nuestros hijos temprano y de manera constante, los ayudamos a navegar la presión de grupo antes de que tengan que hacerlo solos. Al comenzar cuando sus hijos son pequeños, los guía para que identifiquen y reconozcan las situaciones que pueden evitar. También es una oportunidad para que analicen bien sus alternativas. Recuerde que sus palabras y acciones son importantes, así que ser un modelo positivo y halagar a sus hijos por sus buenas decisiones son pasos enormes en la dirección correcta al momento de hacer frente a la presión de grupo.
Cómo ayudar a los niños a manejar la presión de grupo
La autoconfianza y la autosuficiencia son las mayores fortalezas que podemos inculcar a nuestros hijos para que sepan cómo combatir la presión de grupo. Los niños con un fuerte sentido de autoconfianza tienden más a dejarse llevar por sus propias necesidades y no por los amigos. Por lo tanto, ¿cómo podemos realzar la autoconfianza y la autoestima de nuestros hijos? Lo primero que debemos considerar es que la manera en que vemos a nuestros hijos no es como ellos se ven a sí mismos. Hasta cierto punto, la voz que usamos con ellos se convierte en su voz interna. Si normalmente vemos a nuestros hijos con fastidio y frustración, así es como ellos mismos se verán. Ningún padre quiere que sus hijos se vean a sí mismos con baja autoestima.
Si vemos a nuestros hijos con alegría y admiración, así es como ellos aprenderán a verse a sí mismos. Si les hablamos con amabilidad y empatía, esta será la voz interna que llevarán consigo. La mejor manera de formar a niños confiados y mejorar su autoestima es demostrarles lo mucho que cree en ellos. Comunicar nuestra confianza les ayuda a creer más en sí mismos y tener autoconfianza.
¿Por qué es esto tan importante?
Como padres, no podemos estar con nuestros hijos todo el tiempo. Es por ello que el trabajo que hagamos en casa es tan importante. Estamos sentando las bases para su seguridad, independencia, fortaleza interna y autoestima. Aunque quizás la presión de grupo entre los niños pequeños no conlleve los riesgos mayores como en el caso de los adolescentes, atenderla cuando sus niños estén pequeños significa que estará construyendo una base para que manejen los retos mayores que están por venir. La voz interna que inculcamos a nuestros hijos se convierte en la voz externa que le comunican al mundo cuando dicen "no". La fortaleza que les pasamos a nuestros hijos les dará piernas fuertes para levantarse. Hacer que sus hijos entiendan la presión de grupo desde una edad temprana, guiarlos por esas situaciones difíciles, inculcarles autoconfianza y ayudarles a establecer límites será beneficioso a medida que se enfrenten a situaciones más delicadas.